miércoles, 23 de noviembre de 2011

El drama de ser un profesional de las Comunicaciones


Al parecer no somos valorados, nuestra profesión es odiada y a la vez necesaria, y somos unos de los grandes culpables en innumerables situaciones.

Yo defiendo mi profesión: el periodismo. Pero defiendo a quienes tenemos opinión y dos dedos de frente, a los que la superficialidad es indiferente, a los que leemos literatura y no papers en internet. Sin embargo, el periodista es detenido, agredido, vapuleado y subvalorado. En las últimas semanas han ocurrido situaciones que me han dejado plop! Y que ponen a pensar por qué no estudié otra cosa ( de hecho lo hubiera hecho, pero aprendí a querer las herramientas y conocimientos que me ha entregado el Periodismo).

Hace unas semanas detuvieron a un amigo por realizar un trabajo de investigación, al interior de una conocida (y no de las gigantes) tienda. El otro día aparece un anuncio en internet ofertando trabajo a  un periodista “recién titulado“ (cito textual), con inglés avanzado, y especialización en comunicación estratégica, con un miserable (porque es indignante) sueldo de $100.000.- más ticket de $3.000.- diarios para colación. O sea! Que espanto!, ¿cómo alguien puede ofrecer una suma tan vergonzosa para alguien que estudió cinco años en una universidad? Bueno, el tema fue que luego la empresa se desdijo y bla bla bla…. Quedó en el olvido.

Ayer, mientras se desarrollaban los incidentes producto del polémico tributo u homenaje a Krassnoff, colegas gráficos de ADN Radio Chile, fueron detenidos por Carabineros y tratados de lo peor. No son periodistas pero constituyen parte de nuestro núcleo: la prensa.

Asimismo, en algunos empleos somos vistos como multifuncionales, sí, como las impresoras inteligentes que hacen muchas cosas. ¿Por qué? Porque servimos café, somos asistentes, contestamos el teléfono, hacemos miles de cosas y no reconocen nuestra profesión. No digo que en todos lados sea así, pero uno sabe que en muchas partes, somos meros obreros de las comunicaciones y tenemos que saber de todo, y si no, nos tratan de lo peor. Nos tratan como máquinas.

También hay salarios indignos que obligan a endeudarnos, y a esto se le agrega que hay que pagar el crédito,  e invertir en un postítulo, porque si no, nos echan y contratan a otro que sí lo posea y por el mismo sueldo. Vamos a la entrevista de nuestro primer trabajo y nos dicen NO!, porque no tenemos experiencia, ni posgrados. ¿Cómo diablos esperan que haga un posgrado o gane experiencia si no me dan la oportunidad de trabajar? Porque el cursillo de especialización no lo voy a pagar con maní, y no cuesta 100 pesos, vale plata y harta. Y si tengo que pagar arriendo, cuentas, comprarme ropa decente para ir a trabajar, implementos mínimos de trabajo, y la alimentación, y el Internet y el teléfono para estar siempre conectado, y un largo etcétera…. No puedo pagar un postítulo, si no tengo un sueldo digno, ¿y quien cree que con trescientas lucas lo voy a hacer??

Y más encima, vamos a cubrir un evento importante (o conflictivo para ser más realista), agreden a la prensa. Hace algún tiempo, durante el paro de colectivos, los mismos conductores movilizados agredieron a varios colegas, colegas que lo único que deseaban era dar a conocer la problemática del sector del transporte, y ellos nos tratan de lo peor. Eso es inaceptable.

Amo mi labor, pero somos subvalorados. Y mientras estemos en un sistema en que se continúe violentando nuestro derecho de informar, en que sigan pagando sueldos miserables, o que sigan abriéndose carreras por montón sin una enseñanza de primer nivel y saliendo periodistas que empañan nuestra labor; no llegaremos a ninguna parte.

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